I Ching: Qué es y cómo funciona como método de adivinación
El método de adivinación tradicional de China
Si hubiese que dar una definición sobre qué es el I Ching, podríamos afirmar que es una filosofía, una guía de vida práctica y un proceso de adivinación, una base del taoísmo y una fuente de inspiración para el budismo chino. Descubre todo lo que necesitas saber sobre esta doctrina oriental, oráculo y método de adivinación basados en el libro de las mutaciones.
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I Ching: El libro de las mutaciones
El método de adivinación I Ching surge a partir de un libro llamado I Ching (Yi-King), una obra cuyos orígenes se pierden en las brumas del tiempo y que muchos expertos consideran el libro que mejor recoge el espíritu de la cultura china. El libro del I Ching es un antiguo tratado oracular y de sabiduría que muchos contemplan como un fenómeno atemporal y colectivo.
Por eso, dicen, cuando en China todos los libros fueron quemados, solo el I Ching se salvó. Solo la Biblia, el Corán o los Vedas de la India pueden reclamar una influencia cultural comparable a la suya.
¿Cuáles son los orígenes del libro I Ching? Aunque algunos expertos trazan los orígenes del I Ching en el Rey Fou-Hi, un personaje legendario cuya existencia histórica no puede concretarse de manera nítida, se cree que el I Ching como lo conocemos hoy (el libro de las mutaciones) fue elaborado por el Rey Wen hace más de 3.000 años.
Desde entonces, este libro inspiró a otros autores posteriores como Confucio que contribuyeron en gran medida a él, escribiendo los textos interpretativos que todavía se usan en la actualidad. Gracias a estas interpretaciones el texto ha perdido su carácter encriptado y es mucho más accesible a nuestra comprensión.
El I Ching fue introducido en Occidente en 1697 por el matemático y filósofo alemán Gottfried W. Leibnitz, quien lo había descubierto por casualidad en correspondencia con Joachim Bouvet, un misionero jesuita en China. En la actualidad, el texto más leído sigue siendo el ofrecido por Richard Wilhelm.
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I Ching como método de adivinación
El I Ching se conoce como el libro de las mutaciones, pues experimentar con él tiene como fin saber cómo se producen los cambios en nuestras circunstancias. Sus textos son leyes universales que muestra la dirección natural o de menor resistencia al cambio que presenta la situación en la que nos encontramos.
La filosofía fundamental del I Ching se fundamenta en el hecho de que lo inmutable es la mutación, es decir, que el mundo está en perpetuo cambio, y esta complejidad tan absoluta abre una cantidad infinita de posibilidades.
Por eso, al I Ching podemos acudir como método de adivinación formulando preguntas abiertas, que no se respondan en un sencillo sí o no, y comprender a través de él los cambios que habrá en nuestra vida. Esto lo consigue a través de la estructura de ideas representadas en diferentes símbolos y hexagramas y de las relaciones que se establecen entre las mismas.
La respuesta no siempre es clara, pero es la propia de los oráculos y es buscada por los autores distantes de I Ching. Su propósito es obligarte a examinar en ti mismo las razones que te hacen dudar, demostrando que la respuesta a su pregunta está en ti mismo, y el I Ching está aquí para ayudarte a descubrirlo.
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Los hexagramas del I Ching
Así, en el I ching el consultor debe pensar en una pregunta, y luego lanzar palillos de aquilea o monedas, siendo este último el tipo de adivinación más habitual debido a que es más fácil. A la cara de las monedas se le da un valor 3 (Yang) y un valor 2 (Yin) a la cruz. Se hacen seis tiradas, y se anotan el resultado, que es uno de los 4,096 resultados posibles.
Sin embargo, no se apuntan los dígitos tal cual sino que se hacen a través de líneas; si la cifra que se suma es 6, se traza una línea yin mutable o "gran yin" (—X—), si es siete, una línea yang (———), si es ocho una línea yin (— —) y si es nueve, una línea yang mutable o "gran yang" (—θ—). Además, cuando la suma de los valores de las tres monedas es impar (7 y 9) se dibuja una línea entera y si es par (6 y 8) una línea partida.
Así, al escribir las seis líneas surge un hexagrama, y luego hay que hallar el complementario. Un método que en occidente resulta un tanto difícil, y de ahí que no sea tan popular.
A diferencia de otros oráculos o métodos de consulta (nada que ver por ejemplo con el tarot y los arcanos), el I Ching no solo predice los hechos, sino que también revela por qué las cosas son lo que son y qué se puede hacer al respecto. Se presenta a todos como un conjunto ordenado de 64 hexagramas que manifiestan todo lo que existe, así como la rueda zodiacal de signos y casas.
Pero lo que también es interesante son los versos que, desde el punto de vista poético y metafórico, ocultan enseñanzas profundas y preciosas que trascienden el oráculo.
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¿Son efectivas las predicciones del I Ching?
¿Podemos creer que la información que obtenemos de I Ching realmente puede ser una lectura de los datos del subconsciente y puede ayudarnos a tomar mejores decisiones? Realmente sí, porque la gran mayoría de las personas que consultan I Ching extraen información que consideran relevante.
Para los chinos, el I Ching era una fuente de consulta para cualquier decisión de relevancia, ya que describe la situación presente de quien lo consulta y predice la forma en que se resolverá en el futuro si se adopta la posición correcta. Su funcionamiento se asienta en el principio de sincronicidad, la interdependencia de los acontecimientos objetivos y subjetivos de quien utiliza el oráculo.
Es decir, que los hechos no se producen de forma casual, sino de manera cíclica, y por lo tanto es posible predecirlos a través de un método de adivinación que domine las mutaciones.
Los hexagramas, tal y como hemos visto, revelan cómo se generan y se producen los cambios y permiten averiguar la dirección natural o de menor resistencia a esos cambios en la situación en la que uno se encuentra. No ofrece pruebas o resultados cerrados, sino que interpreta la forma más adecuada de afrontar los cambios vitales.
Por todo esto, el I Ching es una simple guía sobre el mejor camino a seguir en cada momento, en función del estado de conciencia en que se encuentre y del buen o mal momento temporal macro y microcósmico, pero puesto que según su filosofía el mundo es algo en continua mutación, su método de adivinación es incapaz de predecir un futuro en constante cambio.
Se puede utilizar el I Ching como oráculo, pero también puede ser una lectura inspiradora para conectar con el guía interno, pues las respuestas que ofrece revelan la evolución de los cambios interiores vinculados a la pregunta que hemos planteado. Además ofrece una perspectiva muy enriquecedora sobre cómo aprenden con ese cambio, cómo adaptarse a la transformación.
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