¿Cómo es el hombre Capricornio en el Amor?

Entre los signos nacidos bajo el elemento tierra, la cabra del zodiaco es el más ambicioso de todos ellos, por tanto no debería extrañar en absoluto que el hombre Capricornio en el amor también busque lo mejor de lo mejor.

¿Cómo es el hombre Capricornio en el Amor?

Nos encontramos ante uno de los signos del zodiaco más conservadores y constantes, algo que también se refleja en su propia forma de establecer relaciones. Es por ello que el hombre Capricornio en el amor actúa como venido de otro tiempo pasado, cuando cada paso se daba de forma paulatina y sopesada, más marcado por un orden lógico que por el dictado de las emociones de su propio corazón.

Es una persona a la que el enamoramiento no le embriaga fácilmente, pues no es un estado que le llegue de forma fluida. Y es que su forma de comprender su vida y todo cuanto le sucede, hace que no sea un signo especialmente propenso a dejarse llevar, ni por sus sentimientos ni por cuanto le suceda. Ya puede estar recibiendo señales de alguien que esté realmente interesado en él, que no se abrirá a la situación hasta que no lo haya meditado profundamente y se haya decidido a hacerlo.

Y es que para el hombre Capricornio en el amor no hay diferencia entre esa parcela y cualquier otra en su vida en cuanto a planteamientos. Le concede la misma atención, importancia y valor, pero no nos equivoquemos; para nada significa eso que lo menosprecie. De hecho,  para él, su relación de pareja es un asunto tan trascendental como otros que en apariencia serían sus principales intereses (como podría ser el trabajo o la salud), aunque también hay que dejar claro que no es de los más románticos ni apasionados entre los signos zodiacales.

La ambición del hombre Capricornio, seña de identidad

Es conocida como característica propia suya, y no se limita a la persecución de sus proyectos más materialistas, sino que realmente es algo que también aplica el hombre Capricornio en el amor: Nada de conformarse con cualquiera ni la primera persona que aparezca.  Él decide con quién desea compartir su vida, y cuando lo tiene claro, lo convierte en su objetivo y va a por él, le cueste lo que le cueste.

Es muy exigente a la hora de escoger pareja, ya que busca alguien que se adapte a sus gustos, a su escala de valores… incluso a los deseos más ilógicos que pudiera descubrir entre sus preferencias personales. También por esa razón es dado a contar con pocas parejas en su propia historia personal, ya que medita profundamente el hecho de dar un paso con el que apostar por una persona que le gusta.

Ahora, el día en que el hombre Capricornio en el amor lo apuesta todo por una mujer en la que cree firmemente, no habrá nadie que le quite esa idea de la cabeza: A partir de ese momento pondrá todas sus energías en la persecución de su nueva meta, ella, así como direccionar todos sus pasos y reordenar sus prioridades para que cada movimiento suyo le acerque más a su objetivo.

Y recordemos su ambición para llegar a concluir que no se detendrá ante nada ni nadie hasta conseguir lo que se proponga.

El hombre Capricornio y su idea del sexo en la pareja

Recordemos que, puesto que se trata de un nativo del elemento tierra, es mucho más apaciguado que otros, como también en ese sentido lo es el hombre Capricornio en el amor. Y en cuanto a la parte más impetuosa de este signo, hay que decir que también existe, aunque se corresponde más con los comienzos de sus relaciones.

Sin embargo hay que concretar que el hombre Capricornio en el amor, con el tiempo, vuelve a regirse por sus rutinas de siempre y tiende a descuidar el lado más apasionado de su relación de pareja.  Algo que en ocasiones se traduce en un deterioro de la relación.

Para él, cuya apuesta está centrada en formar una pareja de largo recorrido, no es tan relevante cultivar la pasión, ya que en su particular forma de comprender el compromiso incondicional, de la misma forma que cuidará que su pareja se sienta respaldada, apoyada y querida a lo largo de los años, también espera que ella le corresponda de la misma forma.

En definitiva, su intención es la de construir una relación sólida, que vaya como la seda y, dejando de lado la parte más pasional de la misma, probablemente lo consiga cultivando con tanto esmero el resto de los factores que también influyen en esa estabilidad. Aunque eso sí, quizás no sea la compañía ideal de las más impetuosas y apasionadas.