Telequinesis (telekinesis): el poder mental para mover objetos con la mente
Te contamos qué es la telequinesis y cómo desarrollar esta habilidad
Cuando hablamos de telequinesis (telekinesis), todos tenemos registrada en nuestra retina aquella imagen de Uri Geller doblando cucharas en los años de la Televisión Española en blanco y negro. Algunos recordarán también el impacto mundial de Ninel Kulagina, una mujer del Ejército Rojo que movía los objetos de su habitación con la mente.
La telequinesis (telekinesis) es la técnica para mover objetos con la mente, un fenómeno que siempre se ha movido entre la realidad y el fraude. ¿Qué hay de verdad, y qué hay de falso en esta extraña disciplina de lo paranormal?
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¿Qué es la telequinesis (telekinesis)? Definición
Lo primero que sorprende de este fenómeno es su nombre, telequinesis (telekinesis), pero en él está la clave para entender mejor de qué se trata. El término telequinesis está formado por los sintagmas en griego clásico tele (a distancia) y kinesis (movimiento). Ya habrás adivinado que telequinesis se refiere al poder de mover objetos con la mente.
¿Sorprendente, verdad? Porque según las leyes de la física, mover objetos con la mente sin la ayuda de ningún otro fenómeno circunstancial es, sencillamente, imposible. Sin embargo, las imágenes de personajes como Nina Kulagina y Uri Geller moviendo objetos y doblando cucharas abren la puerta a la especulación sobre la existencia de otra realidad.
La base pseudocientífica de la telequinesis está sustentada en una ley: el dominio del propio aparato psíquico puede intervenir en la modificación del mundo físico, algo que no se ha conseguido demostrar nunca científicamente. Sin embargo, la puesta en práctica de estas técnicas por parte de algunos ilusionistas consigue convencer a mucha gente.
En realidad, la telequinesis nació como una ciencia pseudocientífica en pleno auge del espiritismo y la obsesión por comprender el poder de la mente, a finales del siglo XIX, y aunque al principio atrajo el interés de la comunidad científica, cada vez más fue quedando relegada a una disciplina de la parapsicología.
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El poder mental para mover objetos
Tanto es así que, en los inicios del desarrollo de esta técnica, se llegó a especular en la posibilidad de la telequinesis como una supuesta energía que podían generar los muertos a través de espíritus, fantasmas u otras entidades. Por eso, durante muchos años, la técnica era supuestamente empleada por los médiums.
El término general que engloba la telequinesis es la psicoquinesis, que incluye toda una serie de fenómenos de diversa índole mediante los cuales, supuestamente, la mente tiene la capacidad de modificar la materia. Dentro de la psicoquinesis se encuentra como técnica particular la telequinesis, que se reduce solo a la capacidad de mover cosas con la mente.
Así, por ejemplo, doblar una cuchara es una técnica empleada por la psicoquinesis, mientras que levantar un vaso de la mesa solo puede realizarse mediante telequinesis. Así, es posible que una persona desarrolle la habilidad de mover objetos con la mente y, sin embargo, no pueda doblar cucharas, y viceversa. Pero, ¿se trata de un fenómeno adquirido, o se puede entrenar?
Cómo desarrollar la telequinesis: Ejercicios con este poder mental
La clave de la telequinesis está en el dominio del poder mental. En teoría, algunas personas tienen una mayor facilidad a la hora de desarrollar poderes mentales: están tocados por una especie de gracia divina. Sin embargo, todas las personas pueden ejercitar el control de sus poderes mentales para llegar a realizar la telequinesia.
Puesto que no es una ciencia exacta, no está demostrado que la realización de estos ejercicios dé como resultado el dominio de la técnica de la telequinesis, pero aun sin llegar a lograrlo estos ofrecen muchas ventajas, como la de perfeccionar la capacidad de concentración y desarrollar la capacidad del control de tu mente. No se pierde nada por intentarlo…
1. Cóncentrate
En la base de todo proceso de telequinesis está la concentración: debes conseguir aislar todos los condicionantes ambientales, olvidarte de los ruidos y las imágenes que te rodean, y entrar en un proceso de meditación a través de la relajación y la concentración.
Sin esta fase inicial en la que desconectas del mundo exterior y entras en conexión con tu ser y unificas cuerpo, mente y espíritu, es imposible llegar a potenciar el poder de tu mente.
2. Medita
Cuando consigues, con tiempo y paciencia, y mucho esfuerzo, concentrarte hasta el punto de desvincularte de lo que te rodea, es el momento de iniciar un proceso de meditación. La meditación es el fenómeno por el cual entramos en plena conexión con nuestro ser y la mente empieza a dominar las experiencias sensoriales, y empieza a adueñarse del cuerpo.
La forma más fácil y rápida para conseguir entrar en un estado meditativo es mediante el control de la respiración. Hay varios ejercicios muy útiles para controlar la respiración y, dejando la mente en blanco, entrar en trance.
3. Visualiza
Cuando llegas a la meditación se te abre todo un abanico de nuevas oportunidades, un campo de experiencias inexploradas que pueden sorprenderte. Debes mantener en todo momento la pausa y el control para sacar partido a todas esas experiencias.
Una de ellas es el poder de visualizar objetos, y es un punto de partida muy interesante para tomar relación con la cosa que quieras mover. El poder de mover cosas es una técnica que requiere paciencia y mucho esfuerzo, y debe empezar por la interiorización del objeto.
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4. Enfoca
Es uno de los momentos clave de lo que depende el éxito o el fracaso del experimento. Cuando has conseguido aislarte del mundo exterior, entrar en conexión contigo mismo, controlar el cuerpo con la mente y visualizar el objeto, es el momento de enfocar el objeto de tu ejercicio: enfoca la relación entre tu ser y el objeto.
No es necesario que tengas el objeto delante. Cierra los ojos, visualízalo, y a continuación crea un vínculo entre ese objeto y tu mente, intentando visualizar cómo quieres influenciar en su materia. Creando ese vínculo estarás ejercitando tu poder mental.
5. Libera energía
No todo está en la mente, y debes entender el proceso de telequinesis como una relación entre tu mente y un objeto externo. Por lo tanto, la clave de la telequinesis está en la energía que consigas liberar para favorecer el movimiento del objeto.
Tienes que concentrarte en la experiencia sensorial de tu cuerpo para liberar energía a través de la contracción y la distensión de tus músculos.
6. Prueba diferentes movimientos
Después de muchas sesiones empezarás a sentir el fortalecimiento del vínculo con el objeto, y tu capacidad para influir en su materia. En ese momento, podrás empezar a practicar varios tipos de telequinesis y psicoquinesis, como doblar una cuchara, tratar de hacer girar una peonza, mover objetos o hacer que se mueva la llama de una vela.
Casos de telequinesis y otras curiosidades
La telequinesis está cada vez más en desuso y está algo pasada de moda, pero muchos aún recordamos algunos casos de telequinesis que la pusieron de moda y marcaron una época. Estos son algunos de los casos más populares de la telequinesis, el arte que explota el poder de mover cosas con la mente.
1. El experimento de J. B. Rhine
Las pruebos en torno al control de los dados con la mente fue el experimento pionero de la telequinesia, que se había descubierto mucho antes pero que no se intentó poner en práctica con métodos científicos hasta 1934, de la mano del parapsicólogo norteamericano J. B. Rhine.
Todo hemos intentado alguna vez, incluso de forma inconsciente, tratar de inducir con nuestra mente el número que nos conviene cuando jugamos a los dados. J. B. Rhine se preguntó si, en base a los fundamentos de la telequinesis, podría ser real. De ahí surgió el primer experimento real con telequinesis, sobre el poder de la mente de controlar los dados.
Los datos publicados carecían de base científica y sus artículos fueron refutados por varios científicos que le criticaron por los métodos utilizados.
2. El caso de Ninel Kulagina
A raíz de los experimentos de Rhine florecieron decenas de charlatanes y mediums de tres al cuarto con fraudes sobre el poder de mover cosas con la mente. Pero dentro de los muchos casos de telequinesia que se registraron por entonces, uno llamó la atención y ofreció, como menos, el beneficio de la duda.
Se trataba nada más y nada menos que de Ninel Kulagina, una integrante del Ejército Rojo soviético que aseguraba que en momentos de máxima tensión su mente podía realizar cosas extraordinarias: en su habitación los objetos se movían inducidos por una energía que brotaba de su mente.
Su caso interesó a la comunidad científica y la mujer accedió a los experimentos conducidos por los doctores Edward Naumov y Genady Sergeyev, quienes constataron que Ninel Kulagina podía encender cerillas y romper huevos con la mente, o incluso detener y reanimar el corazón de una rana.
Una de las conclusiones finales era que la telequinesis de Kulagina tenía su origen en un campo magnético muy intenso alrededor de su cuerpo. A partir de entonces la salud de la mujer empezó a sufrir las consecuencias de sus esfuerzos, desarrollando un cuadro patológico que la llevó a la muerte. Para muchos sigue siendo la única experiencia contrastada de telequinesis.
3. El show de Uri Geller
Para muchos un simple showman, para otros un farsante. Para mucho otros, sin embargo, una revelación de los límites del poder de la mente. Este ilusionista israelí aseguraba tener poderes psíquicos fuera de lo común desde que a los cuatro años una luz lo empujó hacia el sueño mientras jugaba en el jardín.
Tras unos años deambulando como mago, en los años 70 su popularidad aumentó y empezó a recorrer los shows televisivos de máxima audiencia alrededor del mundo. Tanta altura alcanzó su nombre que Uri Geller se hizo rico, pero no por los contratos televisivos, sino porque muchas compañías lo contrataron para descubrir reservas de agua, oro y petróleo.
En España, Uri Geller se hizo famoso por dejar con la boca abierta a todo el país en sus apariciones en el programa de José María Íñigo, “Directísimo”, donde entre otras cosas sorprendió por su capacidad de doblar cucharas. Algunos ilusionistas desvelaron con posterioridad sus trucos.
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