Qué es la reencarnación: cómo conecta el karma con tus vidas pasadas
Descubre qué es la reencarnación y cómo nos afecta el karma en nuestro día a día basándose en nuestras experiencias de vidas pasadas.
La doctrina de la reencarnación parte de la idea de que cada alma lleva varias vidas. Una vez morimos, el alma no deja de existir, sino que renace en un nuevo cuerpo después de un período de descanso.
¿La razón para esto? Completar lo que podríamos catalogar como lecciones de vida, requeridas para alcanzar la iluminación, lo que convierte la vida, la muerte y el renacimiento en un ciclo.
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La reencarnación, el karma y el alma: asentando ideas
La supervivencia del alma ha preocupado al hombre desde siempre, y por ello, es normal que pronto surgieran teorías vinculadas a la reencarnación. La doctrina de la reencarnación se introduce en las más antiguas religiones orientales. Hay escritos hindúes de hace 5000 años que mencionan el núcleo eterno del hombre, que encarna muchas vidas en un cuerpo físico.
Si echamos mano a un diccionario, comprobaremos cómo uno de los significados de encarnar, literalmente, es “tomar forma corporal”, de carne, y por ello, la reencarnación implica que este proceso se repite.
Conste que no es patrimonio exclusivo de la religión el hacer teorías sobre la inmortalidad del alma y la reencarnación. Por ejemplo, Descartes aseguró que el alma se asienta en la glándula pituitaria, y Leibiniz vio espíritus por todas partes.
Spinoza creía que cada uno tenemos una parte de sustancia eterna, y señalaba que nuestro destino tras la muerte dependía de los esfuerzos que llevásemos a cabo durante la vida, para poder separarnos de nosotros mismos y unirnos al pensamiento divino. Kant formuló premisas sobre la inmortalidad del alma.
El rol del karma en la reencarnación: cómo nos afectan nuestras vidas pasadas
Hay un refrán que dice que solo se recoge aquello que se siembra, y en el karma, la principal ley se podría resumir muy bien con tal premisa; que toda acción, tiene una reacción, como también dijo Newton.
El Karma es una palabra sánscrita que significa trabajo o acto, y se refiere a la las acciones y sus reacciones, y cómo la energía que empleamos tienen un regreso para volver al equilibrio, y restablecerlo. En definitiva, que tenemos que ser conscientes de nuestras acciones.
El budismo vincula la reencarnación y el karma. Según esta corriente religiosa, al vivir con justicia, el hombre puede liberarse de la llamada rueda del renacimiento. Una vida justa puede disolver el karma (negativo) de vidas pasadas para que el hombre pueda regresar a Nirvana, un estado de felicidad eterna.
Las personas iluminadas dicen que ciertas enfermedades son las consecuencias de las huellas que nuestra alma retiene durante el viaje de sus vidas. En el hinduísmo, además, nos encontramos cómo la sociedad está dividida por castas, cada una con una misión diferente, y al nacer perteneceremos a una casta superior o inferior según cómo nos hayamos comportado en nuestras vidas pasadas.
En Occidente, el karma se percibe como algo positivo, algo así como una nueva oportunidad para aprender. El karma no es un castigo, sino un principio que lleva a la comprensión de que lo que hacemos a los demás, también lo hacemos a nosotros mismos y viceversa.
El karma y la reencarnación entró en Occidente por Helena Blavatski, la fundadora de la Teosofía, y desde entonces, muchas corrientes espirituales occidentales modernas se basan en los principios de la reencarnación y el karma.
El ciclo de la reencarnación
Antes de incorporarnos a esta tierra, consideramos qué objetivos de vida deseamos alcanzar, las lecciones que nos gustaría aprender y la mejor manera de tener éxito. Se establece el plan de ejecución de nuestra vida, por así decirlo, y elegimos las circunstancias, nuestros padres, el lugar de nacimiento.
Al comienzo de nuestra reencarnación, el alma desciende a la matriz para prepararse para el nacimiento físico en la tierra. Algunos autores como Albert Bodde afirman que la encarnación tiene lugar más o menos a mitad del embarazo, cuando se observan los primeros movimientos del bebé. Otros, sin embargo, señalan la propia concepción como el momento en el que se produce la reencarnación.
Una vez encarnados, vivimos nuestras vidas, aunque no todos siguen el citado plan de ejecución. Si te sales del camino marcado, tu vida no funcionará, notarás que algo no está bien, aunque cada cual vivirá este sentimiento a su manera, y ese vacío se llenará posiblemente de elementos materiales.
Si llevamos malas acciones en nuestra vida (o en vidas pasadas) tendremos una deuda con el karma, y no debemos olvidar que lo que hemos hecho en una vida continúa funcionando en la próxima.
Quien entienda el funcionamiento del karma, asumirá la responsabilidad, incluso en las situaciones más difíciles, y no señalará a los demás. Comprender el funcionamiento del karma influye profundamente en nuestra actitud ante la vida.
Recuerdos de vidas pasadas
Se suele decir que entre los dos y cuatro años podemos tener recuerdos de vidas pasadas, y que tan pronto como siendo niños aprendemos a hablar nos acercamos a nuestra vida anterior. De ahí que en ocasiones un niño pueda parecer que se comporta como un adulto, o que se vea como tal y no como el pequeño que es.
A medida que crecemos esos recuerdos de la reencarnación y de las vidas pasadas se difuminan, especialmente entre los cinco y ocho años, el mismo periodo de tiempo en el que experimentan muchas cosas nuevas y se reciben numerosos estímulos e información, que destierran las vivencias de vidas pasadas. El profesor de psicología Ian Stevenson estudió este fenómeno en la década de 1970, e incluso logró que algunos niños recordasen exactamente quiénes fueron en su vida anterior y que visitasen sus antiguos hogares.
Si alguien quiere saber de sus vidas pasadas antes de la reencarnación puede hacerlo también a través de una terapia de regresión con hipnosis. A través de este método se puede descubrir, por ejemplo, por qué tenemos ciertas fobias, o determinados problemas físicos.
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