Nicolas Flamel: el visionario que revolucionó la alquimia
Descubre la vida del famoso alquimista que podía convertir en oro el plomo.
Hay una gran cantidad de leyendas alrededor de la vida de Nicolas Flamel, el librero que revolucionó la alquimia. Aunque antes de adentrarnos en su biografía, es importante reseñar que fue bastante común atribuir poderes mágicos a hombres ricos de la Edad Media.
Sin embargo, de Nicolas Flamel se dice que jamás utilizó su conocimiento para enriquecerse personalmente, y a su alrededor se ha fraguado la figura de un hombre muy piadoso, ansioso no por el convertir oro metales más baratos, sino por tener el conocimiento.
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Nicolas Flamel: sus primeros años
Nicolas Flamel nació alrededor de 1335 en una pequeña ciudad cercana a París llamada Pontoise, y son pocos y certeros los datos sobre su infancia así como su juventud, aunque se suele mencionar que sus padres eran personas de bien y que tenían una vida acomodada. En un momento dado, la familia Flamel se muda a París y allí el pequeño Nicolas aprende, gracias a un vendedor de libros, el arte de escribir hermosas letras góticas, así como a esclarecer manuscritos, lo cual tenía una buena demanda dado que la imprenta aún no existía. Tan bien se le da el oficio que terminaría montando su propia librería.
Hacia 1355 se casa con Pernelle, una mujer viuda de dos esposos que le sacaba bastantes años, y poseedora de cierta fortuna, lo que da a Flamel serenidad económica, y le permite abrir una escuela en casa para enseñar a leer, escribir y a contar a los niños de la burguesía gala de la época.
Por entonces, Nicolas Flamel no tenía relación con la alquimia, pero una visión cambiaría su mundo para siempre.
El alquimista y el libro de Abraham
Durante una noche de insomnio, un ángel se le aparece con un peculiar manuscrito con personajes extraños en sus manos, y le dará un particular mensaje que no logra comprender, aunque la visión le perturba varios días.
Un tiempo después, alguien acude a su tienda para vender el único bien que tiene: un manuscrito muy antiguo, y Flamel lo reconoce como el libro de su visión. Se trataría de una obra de tiempos remotos, con páginas escritas en cortezas de arbustos. En la primera página se leía "Abraham el judío, el príncipe, el astrólogo y el filósofo". Tiempo después, la obra sería identificada como el ‘Aesch Mezareph’ de Abraham, un preciado códice.
El libro constaba de 21 páginas divididas en 7 capítulos ilustrados por 7 figuras. Después de varios días de estudios intensivos y obsesivos, y Nicolas Flamel llegó a la conclusión de que tenía en sus manos la receta alquimista para crear oro, si bien no la entiende todavía.
Así, recuerda la advertencia del ángel en su sueño: “no entenderás nada ... Pero un día, verás lo que nadie más puede ver ...” lo que le lleva a continuar su estudio, algo en lo que su esposa le apoyará.
Tras varias semanas sumergido en el libro, el alquimista llega a un callejón sin salida.
En aquella época la alquimia era una especialidad científica que comienza a surgir en los monasterios, y que poco a poco se extendió por toda Europa, llevada por ilustres como Roger Bacon, Alberto el Grande o Raymond Lulle. Pero los manuscritos para su estudio son raros y muy caros.
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La alquimia y sus secretos
En su búsqueda de descifrar los secretos de la alquimia, Nicolas Flamel realiza unos encuentros con maestros, brujos y alquimistas, pero llega a la conclusión de que debe descubrir el secreto por sí mismo. Una de las principales razones de trabajar en solitario fue su negativa a derramar sangre de niños, la cual es un ingrediente muy habitual en este tipo de libros.
Tras estudiar 21 años el texto, Flamel abandona París por un largo y solitario viaje hasta Santiago de Compostela, y para no llevar el libro de Abraham consigo, toma reproducciones de calidad. En España también visita al Maestro Canches en León, y este le confirma que posee un documento excepcional: el Asch Mezareph del Rabí Abraham que todos creyeron perdidos para siempre.
Ambos van a París para analizar juntos el manuscrito original, pero Canches muere durante el trayecto, no sin antes revelar a Flamel algunos de los secretos de alquimia los que es poseedor.
Al reencontrarse con Perenelle, Nicolas le cuenta toda su aventura y cómo ahora conoce la materia prima que puede reaccionar a los procesos de la alquimia. Se dice que el 17 de enero de 1382, por primera vez en su vida, logra convertir media libra de plomo en plata pura, y el 25 de abril del mismo año logra convertir en oro la misma cantidad de plomo. Ahora puede entender cada símbolo, cada número, cada dibujo, de las 21 páginas del libro de Abraham.
Otros hubieran creado cantidades ingentes de oro, pero Nicolas Flamel lo desprecia; él solo quería ciencia y conocimiento, y esposa adopta la misma actitud. De hecho, temen que los secretos de la alquimia sean empleados con malos fines. De hecho, donan a la Iglesia los metales preciosos que han logrado a través de la transmutación de convertir en oro y plata el plomo. También se menciona cómo el rey Carlos VI le pidió que utilizase su conocimiento para llenar de oro las arcas reales.
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La Piedra Filosofal, elixir de la inmortalidad
Otro de las leyendas que giran alrededor de Nicolas Flemel es que logró la fórmula para ser inmortal. Así, se habla que creó una piedra filosofal que dotó de inmortalidad a su mujer Perenelle y a sí mismo.
¿Realidad o mito? Posiblemente lo segundo, dado que ambos murieron con no muchos años de diferencia, teniendo en cuenta que ella era mayor que él. Así, Perenelle falleció en 1410, y Nicolas Flemel en 1418. Sin embargo, al exhumar su tumba la encontraron vacía. ¿Fue fruto de un expolio, o realmente logró ser inmortal?
Los libros de Nicolas Flamel
De la obra de Nicolas Flamel, solo un libro ha sobrevivido: ‘El libro de las figuras jeroglíficas’, el cual está escrito en latín, y que aporta escritos y recetas casi imposibles de descifrar para los no iniciados en la alquimia.
Sobre el libro de Abraham, hay que señalar que nunca se encontró; es difícil imaginar exactamente cómo era, y de ahí que algunos piensen que nunca existió… O que Nicolas Flamel logró ser inmortal y aún lo tiene consigo.
En las últimas décadas, Nicolas Flamel se ha hecho popular gracias a los libros, pero no los que tienen sus secretos alquimistas, sino por la saga de ‘Harry Potter’; y es que J. K. Rowling incluyó como personaje de su universo mágico al espíritu de este librero que revolucionó la alquimia al poder convertir en oro el plomo.
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