El libro de los muertos: la guía de los egipcios para viajar al más allá
Los hechizos y los sortilegios que ayudaban a los egipcios a reunirse con Osiris
Los egipcios creían que al morir emprendían un viaje hacia el más allá a través del cual, a bordo de la barca solar de Ra y atravesando multitud de penurias y dificultades, accedían a las puertas del inframundo, donde les esperaba el dios Osiris para realizar el juicio final que determinaba el destino de sus almas.
Si habían sido bueno en vida, podían completar la transformación del cuerpo mortal al ser divino y permanecer para siempre junto a Osiris. El Libro de los muertos es un texto funerario escrito sobre papiro durante el Imperio Nuevo a través del cual el faraón, la familia real y la nobleza obtenían sortilegios y hechizos para completar el viaje al más allá con éxito.
¿Qué es el “Libro de los muertos” de los egipcios?
Según las creencias de los egipcios, una vez muertos los hombres tienen que presentarse ante Osiris, dios del inframundo, que mediante un juicio dirime el destino de sus almas. El Libro de los muertos es un texto funerario del Imperio Nuevo egipcio (1500 a.C,) que ayudaba a los muertos a enfrentarse al juicio final ante Osiris.
El origen del Libro de los muertos, el texto funerario más famosos de los egipcios, son los Textos de las Pirámides y los Textos de los sarcófagos de la era arcaica. Estos eran inscripciones de oraciones sobre muros y tumbas que fueron recogidas por primera vez en papiro junto a instrucciones y consejos en el Libro de los muertos.
Hay que decir que no hay una sola versión del libro de los muertos, sino que se han encontrado varias versiones, pues se piensa que cada persona seleccionaba los rezos y fragmentos que le podían ser más útiles o que consideraba más importantes. Entonces, el papiro era introducido en la cámara sepulcral o dentro del sarcófago, para hacer “el viaje” junto al difunto.
Inicialmente, la posesión del papiro del Libro de los muertos era un privilegio real, pues servía exclusivamente para que el faraón, una vez muerto, encontrara el camino para reunirse con los dioses y reencontrarse con su progenitor, el dios Ra. A partir del imperio nuevo las clases adineradas y los funcionarios reales también tenían acceso a esos hechizos y sortilegios, que alcanzaron una gran riqueza expresiva y variedad.
Las recitaciones reflejan las creencias egipcias sobre la naturaleza de la muerte y el más allá, por lo que no solo es un hallazgo arqueológico de primera magnitud, sino también una fuente primaria esencial para los historiadores, pues ofrece información directa acerca de las creencias religiosas egipcias y su concepción sobre el más allá.
Concepción del más allá del “Libro de los muertos”
Normalmente, el Libro de los muertos solía contener cuatro partes diferenciadas: una primera parte donde el difunto entra en la tumba y desciende a los infiernos, una segunda donde se explica el origen mítico de los dioses y se revela la resurrección de la carne, una tercera parte en la que tras viajar por el cielo el fallecido se presenta ante Osiris, y un capítulo final donde el muerto asume el poder en el universo como uno de los dioses.
Por su contenido, el Libro de los muertos revela la creencia de los egipcios en el más allá y su particular concepción de la muerte.
1. La conservación del ka y el ba (cuerpo físico y alma)
Para los egipcios, la muerte es la desintegración de la materia y, mediante el ritual funerario, la reintegración de las existencias en un ser trascendental. La momificación preserva el cuerpo y lo transforma en una esencia divina, como lo demuestra el sortilegio 154 del Libro de los muertos, llamado para que el cuerpo no perezca:
“Salve, oh Osiris, padre mío divino. Aquí estoy ante ti para embalsamar tus miembros. Para que no muera haz embalsamar los míos, y también para que llegue a ser igual al dios Kepra, señor de las Metamorfosis, que no sabe lo que es la putrefacción”.
El “ka” o fuerza vital permanecía junto al difunto gracias a los sustentos de comida que se proveían en la tumba y al salmo 105. La preservación de la fuerza anímica, el “ba”, era recogida en los sortilegios 61 y 89, mientras que en los 91, 92 y 188 se pedía la conservación de la sombra. Con la conservación de estos elementos, el fallecido alcanzaba la bendición de los poderes divinos y se transformaba en el “Aj” para emprender el viaje hacia Osiris.
2. El viaje al más allá
Hay que tener en cuenta que en Egipto coexistieron varias tradiciones religiosas y el concepto del más allá tenía también sus variaciones. En ese sentido, el Libro de los muertospresenta el más allá como el Duat, el inframundo, lugar donde mora Osiris y donde es presentado el fallecido para enfrentarse a su juicio.
A partir del sortilegio 100 se describe el viaje del fallecido por los cielos en la barca solar de Ra, en la que además de pasar por un Campo de Juncos donde se muestra la exuberancia del fértil Egipto, se inicia la transmutación del cuerpo mortal en su esencia divina. El muerto se une así a la Gran Enéada, el grupo de nuevo dioses que encabeza la teogonía de Heliópolis.
A pesar de lo que pueda parecer no se trata de un viaje idílico, pues en los campos el fallecido debe trabajar, hecho por el cual solía ser enterrado con algunas herramientas e incorporaba, en el Libro de los muertos, sortilegios para facilitar la labor.
Uno de los puntos más interesantes, en este sentido, es la descripción de un viaje lleno de peligros y amenazas en las que el fallecido debe superar puertas, cavernas y montañas custodiadas por criaturas sobrenaturales armadas con cuchillos. Afortunadamente, el Libro de los muertos incluye algunos sortilegios para apaciguar estos monstruos.
3. El juicio de Maat ante Osiris
En esa compleja concepción de la muerte y del más allá egipcio, el juicio de Osiris ocupa un lugar central. Sin duda, es el momento definitivo, en el que se decidirá el destino final del alma del fallecido. De ahí, también, la importancia del Libro de los muertos.
Por eso el sortilegio más importante y el más famoso, el que no podía faltar en ninguna de las versiones del libro, era el capítulo 125, conocido como el ritual del “Pesado del Corazón”. Este contiene la “Confesión Negativa”, un texto que debía ser recitado ante Osiris tras haber superado el arduo camino hacia el Duat y ser conducido por Anubis ante el dios del inframundo.
Este es el momento en el que la diosa Maat de la Verdad y la Justicia, representada en los jeroglíficos como una pluma, pesaba el corazón del difunto en una balanza, la cual revelaba los pecados cometidos en vida. El sortilegio 30B impedía la tentación del hombre de confesar sus pecados, por lo cual era una herramienta muy útil.
Si la balanza quedaba en equilibrio, se permitía al fallecido acceder al dios Osiris y alcanzar la dimensión divina y la reencarnación. Pero si la balanza de Maat indicaba lo contrario, la persona era devorada por la bestia Ammyt. Por lo tanto, se trata del momento álgido del Libro de los muertos, el más impactante y el más intenso:
“Que mi nombre no sea corrompido ni repugne ante los Señores todopoderosos que rigen los Destinos de los hombres. Que la oreja de los dioses se alegre y estén plenos sus Corazones cuando mis palabras sean pesadas en la Balanza del Juicio”
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