Estas son las 36 leyes espirituales del Universo para vivir con plenitud
Las 36 Leyes Espirituales se dividen en tres grandes grupos: Leyes de vida, las leyes de la Conciencia Superior y las Leyes de Frecuencia Superior, si bien todas están conectadas
El éxito viene de muchas maneras. El ser humano tiende a asociar el mismo a la riqueza material, pero solo es una de ellas. De hecho, las leyes espirituales (también conocidas como leyes universales o leyes del universo) nos indican que el éxito solo es una dirección.
La abundancia material, en todas sus expresiones, hace que el viaje sea más placentero, aunque el verdadero éxito también incluye salud, energía, amor a la vida, armonía de relaciones, libertad para crear, estabilidad emocional y psicológica, bienestar y paz mental.
En el siguiente reportaje analizaremos cuáles son las 36 leyes espirituales del Universo, y cómo podemos hacer uso de las mismas para tener una evolución más plena, cómo aplicarlas y así hallar nuestro propio equilibrio.
Las 36 leyes del Universo
Las 36 Leyes Espirituales se pueden dividir en tres grandes grupos: Leyes de vida (de la primera a la número 16), las leyes de la Conciencia Superior (de la 17 hasta la 25) y las Leyes de Frecuencia Superior (desde la 26 hasta la 36). No obstante, todas están muy vinculadas entre sí.
Ley universal número 1: Como es arriba es abajo
En las leyes espirituales, esta nos dice que vivimos en un mundo en el que todo está conectado y todo se repite: nosotros somos un pequeño universo, que es una réplica de otro a mayor escala, un microcosmos en un macrocosmos. Somos extensiones de la misma fuente.
Ley universal número 2: Como es dentro es fuera
La realidad se replica a sí misma, y nuestro mundo interior se replicará en nuestra vida. Lo que ocurre dentro de nosotros tendrá un efecto en nuestro entorno, en aquello que nos rodea. Lo que sucede en el exterior primero existió en el interior. El mundo físico y sus leyes son manifestaciones del mundo espiritual.
Ley universal número 3: Ley de petición
Esta ley debe aplicarse para manifestar todo lo que queremos en la tierra. Debemos movernos y participar en actividades que se alineen con nuestras metas y sueños. De lo contrario quedarán como lo que son: sueños, fantasías puras. Nosotros pedimos, y el universo nos escucha, pero debemos pedir esa ayuda.
Ley universal número 4: Ley de atracción
Sin duda, la ley más conocida de todas las leyes universales. Dice que atraemos cosas, personas y circunstancias en nuestra vida por la fuerza de nuestros pensamientos y llamaremos a aquello que es igual a nosotros. Las energías negativas atraen experiencias negativas y las energías positivas atraen experiencias positivas.
Ley universal número 5: Ley de la resistencia
Esta ley nos enseña que cada individuo atravesará una serie de desafíos durante su vida, y que él mismo será su peor obstáculo. Pruebas que reforzarán su luz interior, ya que no debemos obcecarnos, sino aceptarnos, evitando la resistencia.
Ley universal número 6: Ley del reflejo
Lo que te sucede, lo que está a tu alrededor, sencillamente es un reflejo de ti mismo. Si cambias, también se transformará aquello que te rodea. Antes de cambiar lo que está fuera, debemos tomarnos un tiempo y cambiar lo que tenemos dentro.
Ley universal número 7: Ley de la proyección
Aunque no queramos, siempre proyectamos a nuestro alrededor lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Así pues, tenemos que asumir que también somos parte de los problemas que tenemos, y que en general es lo más fácil de proyectar.
Ley universal número 8: Ley del apego
Hay elementos en nuestra vida que nos impiden crecer y debemos decirle adiós a los mismos, ya sean personas, objetos... sentimientos incluso. Si decimos adiós a la dependencia podremos encontrar la felicidad, pues la misma no está vinculada a situaciones, ni personas, ni materias.
Ley universal número 9: Ley de la atención
Debemos centrar nuestra atención, según la novena de las leyes universales, en aquello que de verdad deseamos: el universo se pondrá de tu parte para que lo logres, así que trabaja tu atención en la dirección correcta.
Ley universal número 10: Ley del fluir
En esta vida todo fluye, nada es estático. Si te permites fluir con la vida llegarás allá donde anhelas. Del mismo modo, tus deseos, sentimientos y emociones también tienen que fluir, de lo contrario se estancarán y pudrirán.
Ley universal número 11: Ley de la abundancia
Los efectos de nuestras acciones son a menudo regalos, dinero, amigos, herencias y bendiciones. Lo bueno que hacemos eventualmente regresa a nosotros en diferentes formas con la misma energía que se nos ha dado. Accede a que la abundancia llegue a ti, sin culpabilidad.
Ley universal número 12: Ley de la claridad
Las leyes universales te invitan a ser claro, ya que si hay opacidad en tus deseos el universo te pondrá trabas para conseguirlo. Hay que ser conciso, ya que así las metas se obtienen con más rapidez y facilidad.
Ley universal número 13: Ley de la intención
Más allá de las apetencias y deseos, la intención es lo que cuenta en las leyes universales. Si tu intención es clara y concreta, el universo la examinará y asumirá más rápido.
Ley universal número 14: Ley de la prosperidad
Ten clara una cosa: eres un ser próspero, pero si te sientes más yermo que productivo será por el enfoque mental que estás proyectando. Actúa en tu vida cotidiana como un individuo próspero y derrotarás al miedo, la apatía y la pasividad.
Ley universal número 15: Ley de la manifestación
Como ser espiritual, debemos manifestar al universo nuestros pensamientos y deseos, ya que con ellos creamos nuestra realidad. Manifestando tu voluntad podrás influir de forma consciente en tu vida.
Ley universal número 16: Ley del éxito
Se suele relacionar el éxito con los bienes materiales, pero esto no es éxito. El éxito es la total y sincera creencia en ti mismo, la confianza depositada en tus propios actos determinarán el éxito en la consecución de los mismos. El éxito en tu vida es proporcional a la confianza que deposites en ti para lograrlo. Vivir de forma exitosa dependerá únicamente de la fe ciega puesta en ti.
Ley universal número 17: Ley del equilibrio y la polaridad
Esta ley universal establece que todo tiene un principio y su opuesto, (masculino y femenino, lógica e intuición, dureza y sensibilidad). Estos principios deben ser equilibrados para no alejarnos del centro, pues entonces la vida no estará compensada.
Ley universal número 18: Ley del karma
Esta ley universal especifica que nada sucede por casualidad o fuera de las leyes universales. Cada acción va acompañada de una reacción o una consecuencia. En otras palabras, que cosechamos aquello que sembramos.
Ley universal número 19: Ley de la Reencarnación
Ya nos enseñaban en el colegio que la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma, y este mismo principio se puede extrapolar a las leyes universales y las leyes espirituales. Y es que nos volveremos a encarnar hasta convertirnos en nuestros propios maestros. La reencarnación esta sujeta a la experimentación y el crecimiento espiritual.
Ley universal número 20: Ley de la responsabilidad
Tenemos que ser responsables de nosotros mismos, así como asumir en qué somos maestros. El universo nos da responsabilidades que no debemos esquivar, porque además, en las mismas encontraremos el conocimiento y el auténtico crecimiento.
Ley universal número 21: Ley del discernimiento
Toma tus propias decisiones en la vida y aplica en las mismas tu intuición. Así dicen las leyes universales, pues tu intuición nunca te engaña. Para que la ley del discernimiento sea efectiva deberás alejarte de grupos que lo castren con mensajes fanáticos, sexistas, racistas u homófobos, entre otros.
Ley universal número 22: Ley de la afirmación
¿Sabes en qué te quieres transformar, cuáles son tus metas? Pues afirma las mismas de manera incesante, sin cabida para el error, y solo así lograrás convertirte en aquello que deseas.
Ley universal número 23: Ley de la plegaria
Se dice que la fe mueve montañas, y si pides al universo con fe de la manera adecuada se te concederá lo que quieres. En cierto modo, cada pensamiento no deja de ser una forma de plegaria. Según las leyes universales, el universo siempre escuchará tus plegarias.
Ley universal número 24: Ley de la meditación
Mientras que al rezar hablamos de modo unidireccional a Dios, en la meditación te escucharás a ti mismo. Medita y reflexiona sobre tus decisiones y actos y así alcanzarás la sabiduría necesaria para evolucionar y crecer.
Ley universal número 25: Ley del desafío
Aunque nos encontremos desafíos, somos tomadores de decisiones en todo momento y creadores de nuestra realidad. El libre albedrío siempre estará entre las opciones de nuestros pensamientos, acciones y palabras.
Ley universal número 26: Ley de frecuencia y vibración
Según las leyes universales, todo en el universo se mueve, vibra y viaja en el camino o en patrones circulares. A partir de estos patrones se puede medir la frecuencia de su energía. Cada sonido, cada pensamiento, cada imagen tiene su propia frecuencia. Así como podemos calcular y medir las ondas emitidas por el sol, podemos medir la frecuencia de los pensamientos, deseos y emociones.
Ley universal número 27: Ley de milagros
¿Quien no ha dicho que ha ocurrido un milagro, un hecho no explicable a través de la ciencia y el razonamiento? Los milagros no son más que una señal de que estamos haciendo bien las cosas, que nuestro crecimiento personal es el correcto. Es, al fin y al cabo, una forma en la que las leyes del universo y las leyes espirituales nos instan a seguir hacia adelante, con fe, con amor, y sabiendo perdonar con el corazón.
Ley universal número 28: Ley de sanación
Podemos sanar nuestro cuerpo y nuestra alma. Muchos pensamientos negativos, o sentimientos, nos provocan malestar en el cuerpo, enfermedades incluso, y si sabemos canalizar esa energía lograremos sanarnos.
Ley universal número 29: Ley de purificación
Vinculado a lo anterior, la esencia del ser humano es puro (según las leyes espirituales) y los malos sentimientos ensombrecen esa purificación. Debemos ser activos para purificar nuestra mente, nuestro cuerpo, nuestro entorno, ¡todo! Además, debemos esquivar las corrientes negativas y alejar la ira de nuestro alrededor.
Ley universal número 30: Ley de perspectiva
Nuestro punto de vista, según las leyes universales, será acorde a nuestro entorno. Así, debemos aprender que nada es realmente bueno o malo, ni hermoso ni horrible, ya que todo depende de la perspectiva. Según sea esta, así catalogaremos la realidad.
Ley universal número 31: Ley de gratitud
Las leyes espirituales nos instan a ser agradecidos. Así lograremos que la energía que recibimos permanezca, atrayendo el éxito y la abundancia.
Ley universal número 32: Ley de bendiciones
Desde tiempos inmemoriales el ser humano ha otorgado su bendición a otros, sobre todo, cuando necesitaban afirmarse en alguna circunstancia. Da tu bendición de este modo a quien necesite energía positiva, ofrece tu mano como símbolo de apoyo, demuestra a esa persona que le tienes en tus pensamientos más positivos.
Ley universal número 33: Ley de decreto
Somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras. La palabra, el verbo, tiene un gran poder, y debemos tener cuidado con lo que deseamos porque el universo hará todo lo posible por traer esto hacia nosotros.
Ley universal número 34: Ley de Fe
Sin entrar en el terreno religioso, la fe es una conexión con el universo, que nos hace saber que algo es cierto sin tener una prueba sólida y tangible. La fe es uno de los ingredientes más básicos de todo éxito, por eso debemos tener fe en cuanto hacemos, en los demás y también en nosotros mismos.
Ley universal número 35: Ley de gracia
La gracia también suele tener connotaciones religiosas, pero en las leyes universales es solo un indicio de una evolución espiritual. Es una señal de que has crecido, que eres un maestro del conocimiento gracias a tus acciones y pensamientos.
Ley universal número 36: La ley del Uno
Todo en este mundo es uno, la unidad. Todos somos únicos y similares, y estamos conectados más allá de las apariencias. Para aplicar las leyes espirituales debemos comprender que nuestro origen es el mismo.
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