Elisabeth Bathory o Erzsébet Báthory: La condesa sangrienta que inspiró Drácula
A menudo a Elizabeth Bathory se le conoce como la "dama/condesa sangrienta de Csejte (Čachtice)", llamada así por el castillo cerca de Trenčín (entonces en Hungría, hoy parte de Eslovaquia) donde vivió la mayor parte de su vida.
Elizabeth Bathory (a veces llamada Erzsébet Báthory, su nombre en húngaro) fue es una condesa húngara de la familia Báthory, nacida el 7 de agosto de 1560 y que murió el 21 de agosto de 1614. Su nombre, sin embargo, sigue vigente a pesar de los años por haberse ganado el sobrenombre de la condesa sangrienta, pues fue la responsable de la muerte de multitud de campesinas.
A menudo a Elizabeth Bathory se le conoce como la "dama sangrienta de Csejte (Čachtice)", llamada así por el castillo cerca de Trenčín (entonces en Hungría, hoy parte de Eslovaquia) donde vivió la mayor parte de su vida.
Elizabeth Bathory: Una boda temprana y un marido ausente
A la edad de once años, Elizabeth Bathory se compromete con su primo lejano Ferenc Nádasdy; al ser tan joven, su suegra Orsolya Nádasdy la prepara para su deber como esposa y madre, pues su destino estaba enfocado a dar descendencia al linaje Nadasdy.
Se traslada al castillo de Sárvár y mantiene una aventura con un campesino; queda embarazada de este idilio y tiene una niña, que nace muerta. Con 15 años se casa con Nádasdy en Vranov nad Topľou. Uno de los regalos de boda fue precisamente el castillo Čachtice, ubicado en los Cárpatos.
En los primeros diez años de su matrimonio, Elizabeth Bathory no tiene hijos, porque ella y su marido casi no coinciden, ya que él se dedica a la vida militar. En 1585, nace una niña, Anna; más tarde nacerían Orsolya y Andrei, aunque ambos mueren a una edad muy temprana. Posteriormente nacieron dos hijos más, Katarina y Pál.
Su esposo muere con 47 años en 1604, y a veces se menciona que el deceso fue por una herida de guerra, aunque otras, que fue asesinado por una prostituta, o por un general de guerra que tenía sumida a Transilvania en un reinado de terror.
Según se recoge, Elisabeth Bathory era entonces una madre amorosa y devota. Una mujer culta, que escribía y leía en seis idiomas, y era muy piadosa. Nada hacía entonces sospechar que en el futuro fuese conocida como la condesa sangrienta Erzsébet Báthory.
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La leyenda de la condesa sangrienta
Ya en el año 1602, antes de que muriese su marido, y hasta 1604. el pastor luterano István Magyari se queja ante el tribunal de Viena tras los rumores sobre atrocidades cometidas por Elizabeth Bathory. Sin embargo, no fue hasta 1610 cuando comienzan a investigar su historia. En total, se recogieron más de 300 testimonios entre 1610 y 1611 en contra de la noble húngara.
Y es que Bathory realizaba ofertas de trabajo (muy bien remunerado) para atraer a jóvenes de la región hasta su castillo, para más tarde comenzar a matarlas; a veces, se menciona que también las violaba.
La historia nos ha pintado a Erzsébet Báthory como una sádica que daba largas palizas a sus víctimas, a veces, llevando a las mismas hasta las muertes. Se dice que les quemaba la piel, que mutilaba la cara, las manos o los genitales, y que les profería mordiscos en la cara, brazos y cuerpo. Algunas morían al ser expuestas al frío, y otras sufrían una larga agonía al morir por desnutrición. Entre sus armas favoritas estaban las agujas, según detallaron algunos de los colaboradores que tuvo para reclutar a estas jóvenes, cuyos cadáveres eran enterrados en el cementerio y otros enclaves de manera clandestina.
Elizabeth Báthory torturó y mató a sus víctimas no solo en el castillo de Čachtice, sino también en sus propiedades en Bécko, Sárvár, Deutschkreutz, Bratislava, Viena… No se sabe cuánta gente murió entre sus manos, pero se cita más de un centenar entre 1585 y 1610. Un testigo hablaba de un cuaderno, en el que Báthory contaba un total de 650 víctimas, si bien nunca se encontró tal registro. Hay que mencionar que muchas declaraciones se hacían bajo tortura, y es posible que muchos de los testigos exageraran o se inventaran los datos para salvar su propio cuello.
Las leyendas populares nos cuentan que la condesa sangrienta buscaba una fórmula para mantener eterna su juventud, y que se bañaba en sangre de sus víctimas, aunque los historiadores señalan que la esta acusación está ausente en el acta y en la correspondencia de Erzsébet Báthory, y que los testigos no respaldaban esta versión por la que se ha hecho famosa; tampoco quedó ninguna evidencia al respecto.
Elizabeth nunca fue procesada en un tribunal, y permaneció bajo arresto domiciliario en una habitación de su castillo hasta su muerte. Cuatro de sus colaboradores sí que murieron arrojados al fuego y decapitados y de manera pública, para enseñar al pueblo que se había hecho justicia. La condesa sangrienta murió el 21 de agosto de 1614, y su cuerpo fue enterrado en la iglesia del castillo en el que pasó sus últimos meses, y cuyas paredes fueron testigos de las ya mencionadas atrocidades.
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Elisabeth Bathory, la dama blanca en la cultura popular
La fama de Erzsébet Báthory, la dama blanca, caló mucho en toda Europa, y el escritor Bram Stoker se inspiró en parte en ella para crear Drácula, la novela de vampiros más famosa de todos los tiempos, y en las que fusionó a esta condesa sangrienta con el príncipe Vlad Tepes, El Empalador, el hijo del dragón.
Las andanzas de Elisabeth Bathory han sido recogidas en numerosos libros y películas, y podría destacarse ‘Ceremonia Sangrienta’, del director Jordi Grau, en la que Lucía Bosé interpretaba magistralmente a la sádica condesa. Más recientemente, podemos mencionar la película ‘Hostel 2’, en la que una sádica cliente decide comprar a una jovencita para cortar su cuello de un tajo, mientras cuelga de unas cadenas, y bañarse cual condesa sangrienta en el rojo líquido que brota de su cuello.
Y sin olvidarnos de la clásica serie ‘La tía de Frankenstein’, en el que aparecía el personaje de Elisabeth, la Dama Blanca, inspirada en Bathory.
En este caso, la mujer era víctima de una maldición por haber consumado su amor prohibido dos siglos atrás junto a Igor, el ayudante del doctor. Finalmente, romperían su maldición y el amor terminaría triunfando entre ellos.
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