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Un bosque con muchos árboles y neblina levantándose hacia el cielo
ASTROLOGÍA

El árbol de la vida: origen y significado del símbolo celta y la Kabbalah

Su significado de protección y sabiduría y cómo puedes llevarlo siempre contigo.

Los pueblos celtas creían que cada individuo lleva dentro de sí un árbol, y que este ofrece a la comunidad protección, riqueza y sabiduría. El árbol de la vida representa, como símbolo celta, la unión entre lo eterno y lo temporal, entre la vida y la muerte, entre lo celestial y lo terrenal, y entre el presente y el pasado.

Como símbolo de la sabiduría y el traspaso del conocimiento, el Árbol de la Vida es también el símbolo principal de la Kabbalah judía, un sistema de pensamiento esotérico que trata de alcanzar la iluminación mediante la unión de lo humano, lo divino y el cosmos.  

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¿Qué significa el árbol de la vida? El símbolo celta

El profundo significado que el árbol de la vida tenía para los pueblos celtas proviene de su tradicional vinculación con la naturaleza, los bosques y los árboles. Cuando una tribu celta escogía un lugar para fundar su nueva aldea, se reunían en torno a un árbol como elemento sagrado que les ofrecía protección, fecundidad y sabiduría. Los celtas profesaban una religiosidad de tipo animista, lo que significa que según sus creencias los elementos de la naturaleza que nos rodean poseen una alma propia y, por lo tanto, no hay un solo dios sino una multitud de divinidades.

Además, el bosque formaba parte de su cultura, y el árbol en general tenía un significado de la más profundo. Por un lado, el árbol de la vida significa la conexión entre el presente y el pasado, y en muchas culturas ese sentido ha trascendido con una gran fuerza: la imagen del árbol transmite la tradición que desde las raíces pasa al tronco y a las ramas, que son la descendencia, pero en este caso la copa del árbol es el mundo de los muertos, y las raíces los vivos.

En todo caso, la idea de la transmisión remite a la sabiduría y a la vida, como una fusión mística del saber como experiencia vital que se adquiere y se acumula gracias a la transmisión de generación en generación. Como plasmación terrenal, el árbol de la vida hace referencia también a la experiencia vital, desde el nacimiento hasta la madurez y el ocaso.

De una forma más trascendental, el árbol de la vida como símbolo celta significa la unión entre el cielo y la tierra, entre lo material y lo espiritual, entre los vivos y los muertos, entre lo mágico y lo mundano, entre lo temporal y lo eterno. Por eso, de una forma más profunda, el árbol es metáfora de la reencarnación, de la semilla que da lugar a la vida, y esta desarrolla hasta llegar a la madurez y el ocaso, tras lo cual decae y muere, pero otra semilla brotará para dar lugar a una nueva vida.

Árbol de la vida, tatuajes y otras formas de llevarlo con nosotros

Según la mitología celta, en el inicio de los tiempos los árboles desarrollaron unos estrechos vínculos con los hombres, y por eso los druidas buscaban siempre su amparo para realizar sus rituales y sus pócimas. Este símbolo ha llegado a nuestras culturas con la forma típica del árbol de la vida de la simbología celta, y hay varias formas de que puedas llevarlo contigo.

El árbol de la vida, por su significado, puede servir como amuleto de protección y como hacedor de riqueza, sabiduría y fertilidad. Una de las formas más recurrentes de llevarlo siempre encima es tatuándolo en la piel. Además de tener un sentido profundo, tiene una forma muy estética que lo hace ideal para imprimirlo para siempre en la piel.

celta
Puedes tatuarte el árbol de la vida celta como amuleto de protección y sabiduría | Crowd-for

 

Como amuleto puede ser también un colgante, y de hecho es uno de los símbolos más en boga por lo que se refiere a colgantes y brazaletes de amuletos. Hay todo tipo de modelos de lo más atractivos, y para los amantes de la simbología celta existen amuletos con inscripciones inspiradas en el alfabeto tradicional de esos pueblos.

El Árbol de la Vida en la tradición hebrea, la Kabbalah

El árbol como fuente de vida y sabiduría no es exclusivo de la cultura celta, pues en un tiempo lejano inspiró también uno de los conocimientos más antiguos y específicos de la cultura occidental, la cabalística. En realidad, todo el contenido de la Kabbalah procede de la figura del Árbol de la Vida, de su contenido y su significado. El Árbol de la Vida se suele representar mediante el característico árbol sefirótico, que se compone de diez ramas espirituales en el ámbito de lo divino.

A través de ellas se origina todo lo existente y conforman lo que se llama sefirá, emanaciones que se intercomunican a través de 22 senderos equivalentes a las 22 letras del alfabeto hebreo. Los diez sefirot representan, sucesivamente, la providencia (Kéter), la sabiduría (Jojmá), la inteligencia (Biná), la misericordia (Jésed), la justicia (Gevurá), la belleza (Tiféret), la victoria de la vida sobre la muerte (Netsaj), la eternidad del ser (Hod), el fundamento (Yesod), y el reino o principio de la formas (Maljut). De ahí deriva la cabalística y la iluminación.

La Cábala (Kabbalah) es una escuela de pensamiento esotérico que utiliza varios métodos para una interpretación heterodoxa de la Torá, el texto sagrado de la religión hebrea. Su teoría central es que existe una relación entre un ser infinito, inmutable y misterioso, y el Universo, perecedero e infinito. Su objetivo es el desarrollo espiritual para alcanzar el conocimiento de lo que está oculto, como el sentido del hombre o el misterio del universo.

“El árbol de la vida”, la película y su conexión con este símbolo

Terrence Malick, l’enfant terrible del séptimo arte volvió a escandalizar a los puritanos del cine con la película El árbol de la vida (2011), donde una vez más volvió a hacer lo que le dio la gana desafiando los cánones del cine y, como suele suceder con sus películas, consiguió al mismo tiempo un alud de críticas negativas y un éxito de taquilla abrumador.

Conseguidor también de la Palma de Oro en el Festival de Cannes, el film contó con Brad Pitt como uno de los grandes atractivos. Pero tratándose de una película de Terrence Malick, la gran incógnita era  con qué mensaje espiritual o místico había irrumpido esta vez este director que nunca pierde la oportunidad de entrar en el ámbito de lo abstracto-filosófico.

De hecho, con toda su complejidad El árbol de la vida conecta con el mensaje del símbolo celta y el conocimiento de la Kabbalah, en tanto que esta obra de enormes ambiciones  trata de vincular de una forma holística al ser humano con los orígenes del universo mediante una poética y, como es habitual en su directo, críptica dimensión metafísica.

En un principio el núcleo de la película parece ser el drama de una familia acomodada tras la repentina muerte de su hijo, pero la introducción inicial, con una cita bíblica del Libro de Job, y algunas escenas como la presentación de la expansión del universo con la voz en off de Brad Pitt planteando cuestiones existenciales, hacen pensar en un mensaje más profundo.

Más adelante se presenta el fin del mundo junto a la evolución hacia la rebeldía y la violencia del hijo de la familia. En algunos instantes podemos atisbar algunos de los valores (perdón, compasión, crecimiento) a los que nos intenta acercar Malick, y en los que seguramente se sentirían identificados aquellos celtas que se reunían en torno al árbol de la vida.

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